Explicaciones geológicas de José Sacristán en la película "Un lugar en el mundo", de Adolfo Aristarain
Estratos que muestran el origen sedimentario marino de las rocas. Aparecen combados como resultado de las fuerzas generadas al presionar unas placas tectónicas contra otras
La Tiñosa, un producto del plegamiento alpino, originado en último término por el choque entre las placas continentales africana y europea
Los materiales más antiguos aflorantes en la comarca, del Triásico (hace unos 220 millones de años), corresponden a sedimentos de arcillas y evaporitas (como el yeso y la sal) en lagunas mareales someras y lagunas interiores bajo un régimen climático árido. La historia anterior de la comarca se hunde en las tinieblas.
A principios del Jurásico la comarca es una plataforma carbonatada somera bajo el mar de Thetys, en la que se individualizan áreas de llanuras de mareas. Durante este periodo tiene lugar la ruptura de la plataforma, ligada a la distensión producida por la apertura del Atlántico Norte. Este acontecimiento da lugar a la creación de fallas de carácter distensivo de directriz N60E que juegan a partir de entonces un importante papel en la evolución de la Cordillera.
El primer reflejo de esta fracturación es la creación de áreas con subsidencia o hundimiento diferencial. Las series oscilan desde 20 m. (Subbético Externo) a más de 1.000 m. (Subbético medio). En éste, la sedimentación va acompañada por la emisión de materiales volcánicos, favorecida por la fracturación.
En el resto del Dogger (Jurásico medio), las diferencias se acentúan y mientras en el Subbético Externo tiene lugar la sedimentación de series condensadas y calizas oolíticas (zonas de poca profundidad, como el Lapiaz de los Lanchares de la Sierra de Cabra), en el Subbético Medio se depositan margas constituidas por arcillas y los esqueletos silíceos de unos protozoos, los radiolarios. Durante el Malm (Jurásico superior), la sedimentación muestra progresivamente un carácter más homogéneo, culminando esta uniformización de la cuenca a principios del Cretácico (hace 145 millones de años).
Durante este periodo se produce una sedimentación suave y más o menos uniforme por toda la Subbética, con velocidades de sedimentación que disminuyen durante el Cretácico superior; estas condiciones se mantienen hasta el Eoceno inferior con la intercalación en algunos sectores de episodios turbidíticos (materiales que se desplazan hacia abajo siguiendo el talud continental). También ocurre de forma local, durante el Cretácico medio, una fase de deformación con extrusión y derrame de materiales triásicos en el fondo de la cuenca.
A partir del Eoceno medio, hace unos 60 millones de años, se generalizan los niveles turbidíticos. En el Oligoceno superior (hace unos 50 millones de años) tiene lugar el acontecimiento más importante en la historia de la cordillera: la colisión entre las placas europea y africana. Como consecuencia de ella, se producen desplazamientos generalizados hacia el N-NW en forma de mantos; estos se desplazaron gravitacionalmente en un ambiente submarino, favorecidos por los materiales plásticos triásicos de la base. Un nuevo episodio compresivo tiene lugar hace entre 18 y 16 millones de años, cuyo resultado es el emplazamiento definitivo de los mantos y una fase de plegamiento que marca las directrices típicamente béticas (N60E).
Como consecuencia de esta fase se produce un cambio paleogeográfico con la creación de importantes relieves(los picos más altos de la comarca se forman en esta época), que son atacados por la erosión de forma intensa. El clima es muy lluvioso durante todo el Terciario y las calizas y dolomías son activamente disueltas, dando lugar a fenómenos kásrticos como el Lapiaz de los Lanchares, en la Sierra de Cabra. La siguiente fase compresiva tiene lugar unos pocos millones de años después: su resultado es la generación de fracturas de directrices NW-SE y NNE-SSW, cuya importancia es mucho menor que las orientadas según N60E; también en esta fase se producen algunos reajustes en los mantos emplazados en la etapa anterior. En la zona Subbética, el Mioceno medio supone una etapa regresiva con retroceso del mar hacia los dominios del Guadalquivir, pero poco después se produce la última transgresión marina generalizada sobre la Zona Subbética, reflejada por los depósitos margosos de la cuenca de Lucena.
Lapiaz o rompepiernas, formación de rocas calizas de formas afiladas como resultado de la erosión kárstica en el pasado
Durante el Tortoniense (Mioceno superior) hay una importante fase tectónica y en el Tortoniense superior una nueva regresión del mar. A finales del Mioceno superior, hace unos 5 millones de años, se instala en la región un ambiente continental y se crean depresiones intramontañosas relacionadas con una etapa distensiva.
Durante el Cuaternario los procesos fluviales y los derrubios de las laderas, intensificados en las etapas glaciales, son los principales modeladores de la configuración actual. También ocurre la construcción de algunos edificios travertínicos, como el de Priego, el depósito de productos de descalcificación en el fondo de dolinas y la formación de suelos. Los depósitos cuaternarios son escasos y poco variados como corresponde a un relieve abrupto (son más relevantes en el oeste de la comarca, de relieve más suave).
Canchal bajo la sierra de Alhucemas (cara N). Estas piedras se desgajaron de la montaña principalmente por la acción de cuña del hielo que se forma en las grietas de las rocas
Ésta es la historia de la comarca, que nos dice que hemos estado bajo el mar en diferentes ocasiones y que hemos sufrido erupciones volcánicas submarinas, hundimientos y elevaciones bestiales, estirones y compresiones, climas áridos y muy lluviosos, periglaciales y tropicales, a la vez que hemos cabalgado a lomos de las montañas durante decenas de kilómetros. Pero aún hoy día no podemos estar tranquilos, porque la región es activa tectónicamente y esas cosas están ocurriendo, aunque de manera imperceptible.
Bibliografía seguida: librillo de la hoja de Lucena del Mapa Geológico de España del Instituto Geológico y Minero.
Podemos identificar muchos de estos sucesos en la estupenda presentación de José Miguel Molina sobre "Las rocas de la comarca". Otro artículo suyo, de carácter más técnico, desarrolla bastante más la historia aquí expuesta: "Sobre la Geología Histórica del Subbético Externo (sur de la provincia de Córdoba y sur de Jaén)" (me he permitido añadir algunas fotos mías para ilustrarlo un poco).
Me ha valido para recordar cosillas que nos explicaron por el COU,muy didáctico y ameno el post, y esos radiolarios... por aquí si que permanecen en esas radiolaritas de Cañatienda.
ResponderEliminarun saludo,
Bueno, sólo un matiz, en realidad habría que contemplar también el "dominio de Alborán" como trozo de continente que choca por el noroeste con el margen ibérico y por el suroeste con el margen africano, mientras se adelgaza por dentro. La colisión produce el "arco bético-rifeño", que es en realidad el orógeno del que estamos hablando, mientras que el adelgazamiento produce el mar de Alborán. Aunque en realidad, en la colisión con el margen ibérico habría que ver si alguna vez hubo o no corteza oceánica y subducción. En el lado occidental del Estrecho, hay quien defiende que existe subducción activa y un prisma de acreción, y que esa subducción activa fue la responsable del terremoto de Lisboa.
ResponderEliminarUn detalle: tan simétrica es la cosa entre Andalucía y el Rif marroquí, que Chaouen es casi la imagen especular de Grazalema, incluso en el aspecto botánico, con sus pinsapos en lo alto de la sierra caliza y sus alcornoques sobre las turbiditas (igual que en Los Alcornocales de Cádiz). He estado allí y he tenido la oportunidad de comprobarlo. Es curiosísimo. Es que es lo mismo.
Un saludo.
Mario Parra Cachada.