jueves, 8 de julio de 2010

Molinería antigua


Rodezno de un antiguo molino hidráulico en ruinas (Salto del Caballo, Almedinilla, Córdoba). Esta rueda con álabes recibe la corriente de agua y el movimiento es transmitido por el eje vertical hacia la maquinaria del molino.

Aparato para llenar pequeños recipientes de harina


Aprovechando la amplia experiencia desde los años 30 hasta los 60 del pasado siglo de Manuel Sanz Brunet en los diversos campos de la industria harinera y su gran sabiduría profesional, realizamos aquí una entrada sobre cómo era el proceso de fabricación en aquellos tiempos. Esta entrada puede considerarse un complemento de las anteriores Fábrica de harina vieja y Fábrica de harina vieja: continuación inesperada. Manuel nos ha enviado amablemente un capítulo de sus memorias en el que realiza una descripción detallada de los procesos de acondicionamiento del trigo y de molienda.

La harina en aquellos años difíciles constituía el alimento base y tenía una presencia mayoritaria en todas las comidas del día. Para desayunar o merendar, se hacían papuecas, que consistían en un pegote de harina, agua y sal frito en aceite. También se comían en el almuerzo, como sustituto del pan, que estaba fuera del alcance de la mayoría de los trabajadores. También se hacían retorcíos, masas con forma de dos cuerdas enredadas, con los ingredientes anteriores y un poco de manteca de cerdo. Por la noche se cenaban gachas de tostones, hechas con harina y agua (la leche era un lujo y generalmente sólo se compraba si había alguien enfermo) y unos cuantos cuscurrones de pan frito.

Las tortillas de canuto eran tortas de harina muy finas (se aplastaban con una caña o rodillo), a las que se echaba un poco de levadura y se echaban en la sartén, donde se inflaban muchísimo. En Priego, los populares hornazos que bendice Jesús Nazareno el Viernes Santo en el Calvario, están hechos simplemente de harina, agua y sal (la masa se cuece al horno). También se hacían fideos caseros, con la misma composición. Se hacían hebras muy delgadas, se cortaban y se ponían al sol para que se secaran.

Las fábricas harineras eran, pues, instalaciones básicas en la economía del país y durante la Guerra Civil fueron consideradas objetivos prioritarios por los dos contendientes. Manuel Sanz Brunet cuenta que la fábrica de harina de Navalcarnero (Madrid), en la que él pasó la guerra, fue dotada de una batería de cañones antiaéreos por parte del ejército nacional, atendida durante las 24 horas del día por un destacamento alemán.

En internet, hemos encontrado esta interesante página sobre un viejo molino de harina en Valdepeñas (Jaén). Y éstas sobre los molinos tradicionales de la comarca de La Maragatería (León), los molinos de Sipán (Huesca), los molinos harineros del valle del Jiloca, etc.

1 comentario:

  1. en el cortijo conservarmos la almazara y muchos instrumentos y aperos del campo... que fueron tan útiles y necesarios, imprescindibles, vitales¡¡¡
    es sorprendente cómo ha cambiado la vida en relativamente poco tiempo... un vuelco total que nos ha facilitado el día a día, pero que también nos ha alejado de muchos valores y conocimientos, en nuestra relación con la naturaleza...
    saludos

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