domingo, 31 de enero de 2010

Un pedacito de Sierra Morena en la Subbética


A nuestra derecha, subiendo por el Camino Alto de Rute, está el encinar con jaras del Cerro del Majano

Visitar el Cerro del Majano equivale en cierta medida a ir a Sierra Morena, con la ventaja de que está a sólo 3 ó 4 kilómetros de Priego, por el Camino Alto de Rute, casi a las faldas de la Tiñosa. El paisaje es un poco parecido al de Sierra Morena, aunque lógicamente, hay muchas diferencias. El elemento que más nos recuerda a la sierra norteña es sin duda el jaral de jara pringosa (Cistus ladanifer) y de jara negra (Cistus monspeliensis), aunque esta última especie aparece en otros lugares de la Subbética. Las jaras ocupan los claros de un encinar adehesado, con zonas de pastizal.
Jara pringosa (Cistus ladanifer)
Los ejemplares de jara pringosa alcanzan un porte bastante espectacular
Jara negra (Cistus monspeliensis)
Jaral de jara negra
Tolpis umbellata, otra planta compartida por el Cerro del Majano y Sierra Morena
Radiolarita o arcilla de radiolarios. Presenta un tipo de fractura similar a la del sílex. Es una roca muy dura (dureza 7, igual a la del cuarzo) y raya el vidrio y el metal. Con la lupa y al humedecer la roca con agua, se ven unos puntitos blancos que corresponden a radiolarios individuales.

La presencia de estas plantas es posible debido a que en la zona hay un afloramiento de radiolaritas jurásicas, rocas compuestas por los esqueletos silíceos de radiolarios, unos protozoos planctónicos marinos. En la zona hubo en el Jurásico inferior algunas erupciones volcánicas, que enriquecieron en sílice el agua del mar, lo que provocó la gran proliferación de radiolarios. Estas rocas tienen un carácter ácido, contrariamente a la mayoría de las rocas de la Subbética, que son básicas (en su mayoría calizas y dolomías formadas por carbonatos de calcio y magnesio). Sierra Morena presenta muy mayoritariamente sustratos ácidos, donde prosperan plantas, como la jara pringosa (realmente hace honor a su nombre), que no toleran el calcio. En el enclave abundan también los hongos, que prefieren los sustratos ácidos.
Las arcillas radiolaríticas se deshacen en trozos laminares.
Lactarius tesquorum, una especie de nízcalo.
Russula cistoadelpha

Este rodal de jaras y encinas es de extensión bastante reducida y está amenazado por la expansión del olivar y el pastoreo excesivo.

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