viernes, 5 de febrero de 2010

Mi jardín secreto








Ahora que parece que el Recreo de Castilla va a ser de todos, me atrevo a confesar que ha sido mío durante muchos años. Cuando era niño descubrí, ascendiendo penosamente por un talud de tierra, que había un pequeño hueco en la valla. Descubrí un ámbito maravilloso: un huerto magníficamente cuidado, un jardín fascinante, galerías y pasadizos entre cipreses con un castillo medieval por encima, cuevas en el travertino, escaleras para subir a los altos árboles. Y sobre todo, descubrí la magia de la clandestinidad, el excitante miedo de que me pillaran allí, la sensación de que aquel lugar exclusivo y silencioso me pertenecía secretamente.

Vivía muy cerca y visité el lugar bastantes veces: en mi adolescencia, al empezar a estudiar biología (me sirvió para enriquecer de modo espectacular mi ilusionada colección de semillas y para descubrir uno de los mejores olores que existen, el de una pipa de magnolia un poco mordida, y para ver por primera vez muchas especies tropicales), varias veces con mis dos perras (quería que disfrutaran de ese espacio estupendo y vaya si lo hicieron), con más de 30 años a hacer estas fotos una siesta del verano (por eso salen algo quemadas)... La última visita la realicé con unos pocos niños del colegio Camacho Melendo a los que daba un taller de naturaleza, para que sintieran como yo la alegría de la aventura y la transgresión (perdón por mi irresponsabilidad). He de decir que ni los niños ni yo hicimos nunca ningún destrozo (bueno... los niños rompieron sin querer una maceta).
Ninguna de las veces que he ido he encontrado a nadie. Al principio, el jardín estaba muy cuidado y percibía que las visitas eran arriesgadas, pero cada vez veía que estaba más dejado y me sentía más seguro pero también más inquieto por dentro. Espero que lo rehabiliten, pero que no lo cambien apenas.
Nota: se me ocurrió hacer esta entrada tras leer "Jardines cerrados", entrada en el blog de José Antonio Gutiérrez Emotional landscapes. Como podéis apreciar, es un poema magnífico, como los demás de este autor.

5 comentarios:

  1. Hola Antonio:
    ¡Vaya jardín tienes! Yo nunca lo he visitado a pesar de todas las hermosuras que contáis de él y me alegro de que algún día sea recuperado para disfrute del pueblo.
    Un saludo.

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  2. Todos esos rincones de nuestro pueblo son ideales para descubrir y estimular a esos jóvenes naturalistas. Ya ves Antonio, mientras que en nuestra época descubrimos la naturaleza y jugábamos con y en ella , parece ser que lamentablemente a los chavales de hoy "les mola" más esa "Pley" y cosas similares..
    un saludo,

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  3. Ojala hicieras algún video del Recreo de Castilla antes de que lo rehabiliten y quiten la magia del misterio que esconde con pasadizos y cuevas.

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  4. Hola Antonio, no soy de Priego de Córdoba pero tengo especial interés en conocer, si te acuerdas claro, las especies vegetales que coexistieron en el Recreo de Castilla cuando empezaste a ir por allí. Tengo entendido que acaban de restaurarlo y me gustaría saber qué especies ya no están.
    Soy técnico de paisajismo y con especial interés en botánica. Muchas gracias de antemano por tu ayuda. Saludos. Pepa

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  5. Hola, Pepa:

    Había el magnolio, una Cassia, un gran ejemplar de Myoporum, los cipreses, un gran caqui, un plátano de sombra, una abetácea, adelfas, bambú, Canna sp., celestinas, romero, rosales, palmeras, geranios (Pelargonium sp.), dondiego de noche, hiedra, un pimentero falso (Schinus molle), Parthenocissus sp., Populus sp., Solanum rantonnettii, etc.

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